El río Mekong
atraviesa Laos, y en su parte sur la topografía por la que discurre se
fragmenta creando saltos de agua, rápidos, un fuerte aumento de la velocidad
del caudal y, en resumen, un cauce complicado. Los nativos aprovechan estas
características para pescar, ya que en el río habitan diversas especies, hasta
192, que debido al recorrido del río se aturden, y otras que saltan intentando
remontarlo. El remonte lo realizan especies que migran desde el lago Tonle Sap
en Camboya y del mar sur de China en Vietnam.
Las carpas de lodo
siamesas, es una especie que intenta remontar el río, en las cataratas Khong,
cerca de Si Phan Don (las cuatromil islas) al sur de Laos. Por ello bajo los
saltos se disponen unas estructuras de bambú que permiten recogerlas en su
caída de nuevo al cauce del río. Colocan una estructura similar a un tobogán
apoyado en el lecho del río o en rocas, la parte inferior de éste se hunde en
el río debido al aumento del cauce, y la parte superior, muy por encima del
nivel del agua, emerge con mucha pendiente. El objetivo es que el pez,
consecuencia del salto resbale por el tobogán (de manera inversa a un tobogán
tradicional) y quede aislado en la parte superior, sobre la superficie del río.
El montaje de estas estructuras es muy sencillo, y suelen recorrerse
diariamente en busca de capturas. Las comunidades nativas del sur del Mekong
son prácticamente autosuficientes, su alimentación se basa en las plantaciones
de arroz, cultivo de determinadas frutas y el pescado que obtienen del río. Sus
estrategias de pesca han sido, por tanto, perfeccionadas a lo largo de los
años, y con gran sencillez obtienen grandes resultados.
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